Reflexología

Dejá tus pies en nuestras manos
            Para algunos resultará difícil de creer, pero nuestros pies son algo así como el espejo de nuestro cuerpo. Y lo más sorprendente es que no sólo el aspecto físico, sino que también el mental y emocional, así como el estado energético se expresan a través de ellos. 
A nuestros pies llegan miles de terminaciones nerviosas y canales energéticos que los conectan con cada órgano y parte del cuerpo. Un sistema que enlaza más de 7.000 terminaciones nerviosas ubicadas tanto en la planta del pie como en el empeine.
Cada hueso, músculo, órgano o sistema puede tratarse a través del masaje reflexológico y trasladar sus beneficios al resto del cuerpo. Siendo así, es fácil deducir que si los estimulamos, obtendremos alguna repercusión en los mismos. Para ésto, el reflexólogo, por medio de sus manos, utiliza técnicas precisas de movilización y estímulos puntuales,  que tratan de provocar un efecto en determinadas área del cuerpo.
La “lectura” que hace el reflexólogo del pie, permite contribuir al mejoramiento físico, emocional y psicológico integral. Definidos los síntomas -estrés, constipación, ansiedad, angustia y dolores de cabeza, por ejemplo- el consultante puede descubrir que éstos son factores secundarios de malestares emocionales. Mientras el reflexólogo estimula todos los puntos del pie, el andar del consultante mejora, cambia de humor y hasta descubre en la relajación nuevas vías para enfrentar aquellas situaciones que habían causado su decaimiento físico.
Por otra parte, esta terapia favorece la relajación, resultando así una técnica eficaz en el tratamiento del estrés y en las molestias osteo-artromusculares.
De cualquier manera, el restablecimiento del equilibrio energético del organismo es una derivación casi involuntaria de la movilización que provoca el tratamiento de Reflexología.
Para organizar un tratamiento, el reflexólogo no sólo cuenta con la información que le brinda la persona, sino que también las áreas del cuerpo reflejadas en el pie le suministran datos a tener en cuenta. Las durezas, puntos dolorosos o sensibles, el estado de la piel, la flexibilidad de las articulaciones, entre otras afecciones similares, nos manifiestan el estado de salud o congestión en que se encuentra la zona del cuerpo que allí está representada y que el terapeuta podrá descubrir con una observación visual y sensible de los pies.
A su vez, un reflexólogo holístico considerará a la persona que lo consulta como al protagonista del proceso de sanación, incentivará un mayor registro personal y una mayor conexión con sensaciones, emociones y sentimientos. En definitiva, esta terapia también estimula el autoconocimiento y por lo tanto un camino de evolución personal.
Fuente: Instituto Argentino de Terapias Naturales